Por lo que hace a la sexualidad, nos encontramos asimismo con dos mundos perfectamente distintos: el masculino y el femenino. En la pubertad, el sexo juega un papel central en la vida de nuestros jóvenes. Pero la forma de asumir esa nueva faceta vital es muy diferente en los chicos y en las chicas. Durante algunos años de la adolescencia el cerebro de la chica y el chico tienen prioridades hondamente diferentes en relación con la sexualidad. En cualquier caso es preciso tener en cuenta que el acto sexual no pone sólo en juego el aparato genital, sino que implica igualmente al corazón, la sensibilidad, la inteligencia y, en resumidas cuentas, a toda la persona (José María Barrio en “La educación diferenciada por sexos. Un apunte antropológico”).
Como regla general, los hombres tienen dos veces y medio más espacio cerebral destinado al impulso sexual. Los pensamientos sexuales flotan en el cerebro masculino varias veces al día. Tanto los hombres como las mujeres generan testosterona, pero aquellos producen diez veces más, lo que significa que su impulso sexual es otras tantas veces mayor que el de las mujeres. El sexo se convierte para un muchacho adolescente en una verdadera obsesión. Esto puede hacer que se sienta aislado y avergonzado en muchas ocasiones.
Las niñas tienden a unir la sexualidad a la afectividad, y buscan relaciones emocionales de largo plazo. Sin embargo, la mayor inmadurez hormonal masculina hace que estos a la misma edad no unan necesariamente la sexualidad a la afectividad y que busquen, por el contrario, relaciones experimentales de corta duración. Las consecuencias de las relaciones sexuales demasiado tempranas, inmaduras o sin que medie el pleno consentimiento libre y consciente de la persona son muy negativas en las chicas que se sienten objetos…
Como medida preventiva, es muy conveniente que las relaciones afectivas con nuestras hijas sean plenas para que ellas se sientan valoradas, lo que a su vez provoca la elevación de su autoestima y por lo tanto su autonomía, independencia y capacidad de tomar decisiones por sí misma.
Rohert Josephs, de la universidad de Texas, ha concluido tras años de investigación que la autoestima de los hombres deriva sobre todo de su capacidad para mantenerse independientes de los demás, mientras que en las mujeres la autoestima se sustenta, en parte, en su capacidad para conservar relaciones afectuosas. Los chicos por el contrario, en la adolescencia, no sólo no temen la soledad sino que les gusta. De manera que no buscan una pareja estable sino que por el contrario prefieren mantener relaciones sexuales de forma indiscriminada sin que medie una relación afectiva duradera.
(…) Al formar a nuestros hijos en el respeto hacia el sexo opuesto, estamos invirtiendo en felicidad personal a largo plazo…
11 July 2010
DIFERENCIAS INEVITABLES 3-La sexualidad, dos mundos diferentes
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