02 August 2010

Jose Marti-9

Marti es herido por tres disparos el 19 de mayo de 1895, cayó en combate, luchando por la libertad de Cuba, ya habia antes dicho:”¿Qué me importa saber lo que el hombre hizo en este determinado momento de su vida, en ésta o aquella época concreta, accidental y transitoria? Su esencia permanente es lo que quiero investigar, no efectos que pasan, sino la causa que la produce, busco. No me importan las estaciones del camino humano que se levantan y destruyen en arreglo a las conveniencias de los vi­vientes, sino el vapor -acomodable pero libre- que echa a andar el tren por ellas.”

Desaparece fisicamente a los 42 años, tal vez el hecho ocurriera como lo había vaticinado: “Yo moriré sin dolor: será un rompimiento interior, una caída suave y una sonrisa.” Al respecto había dicho: “Se ha de vivir y morir abrazado a la verdad. Y así, si se cae, se cae en una hermosa compañía…”
Su obra no murio alli, su pensamiento y su ejemplo sobrepaso su muerte y su tiempo y su epoca “No hay más que un modo de vivir después de muerto: haber sido un hombre de todos los tiempos – o un hombre de su tiempo”.

Vencio a la muerte, se burlo de ella, el bien sabe que “Morir no es nada, morir es vivir, morir es sembrar. El que muere, si muere donde debe, sirve. Vale y vivirás. Sirve y vivirás. Ama y vi­virás. Despídete de ti mismo, y vivirás. Cae bien, y te levantarás.” “Yo me echaré a un lado otra vez, con nuevo sacrificio, y triunfaré después de muerto.”

Cuentan que fue de hablar suave, sin estridencia y persuasiva. Voz fuerte y vibrante en los discursos, con una mirada y verbo hechizadores,fue intelectual, artista, combatiente.

Según los que le conocieron “era pequeño, de cuerpo delgado; tenía en su ser encarna­do el movimiento; grande y vario su talento, veía pronto y alcanzaba mucho su cerebro; fino por temperamento, luchador, inteligente y tenaz, que había viajado mucho, conocía el mundo y sus hombres; un hombre amable, cariñoso, atento y dispuesto siempre a sufrir por los demás; apoyo del débil, maestro del ignorante, protector y padre cariñoso de los que sufrían; aristócrata por sus gustos, hábitos y costumbres, llevó su democracia hasta el límite. Era muy nervioso, un hombre ardilla; quería andar tan deprisa como su pensamiento, lo que no era posible. Subía y bajaba las escaleras, como quién no tiene pulmones. Vivía errante, sin casa, sin baúl y sin ropas; dormía en el hotel más cercano de donde le cogía la noche o el sueño; comía donde fuera mejor y más barato, ordenaba una comida admirablemente y, sin embargo, comía poco; días enteros se pasaba con vino Mariani; quería agradar a todos y tenía manía de hacer conversiones, así que no le faltaban desengaños. Era un hombre de un gran corazón que necesitaba un rincón donde querer y ser querido. Tratándole, se le cobraba cariño, a pesar de ser extraordinariamente absorbente”. “En el trato era encantador. Tenía “alma de niño” y profesaba un amor inmenso por los niños. Era un trabajador infatigable. Dormía poco y con inquietud. Era frágil de cuerpo, precario de salud; pero poseía una tenacidad a toda prueba.”

Según señala el informe del doctor Pablo A. de Valencia, quien efectuó la autopsia al cadáver de Martí: “A la sazón en que desembarcó en esta Isla para ponerse al frente del movimiento revolucionario, estaba regularmente nutrido, constitución regular, y temperamento bilioso. Aunque delgado, bien conformado; de estatura regular; pelo castaño-oscuro rizado; una pequeña calvicie en la coronilla y entradas muy pronunciadas en las sienes; frente ancha y despejada; cejas de igual color que el pelo y no muy pobladas; nariz aguileña; orejas pequeñas; boca regular; bigote fino y poco poblado; buena dentadura, sólo que le faltaba el segundo incisivo de la mandíbu­la superior del lado derecho y los dientes en su mayor parte eran puntiagudos; cara de forma oval. Que presentaba en las piernas señales de haber llevado grillos.”

“El día 23 del propio mes y año se procedió al reconocimiento del cadáver, después de exhumado: Dicho cadáver parece ser el de un hombre cuya edad fluctúa entre los 45 y 50 años, de musculatura firme y algo enjuto de carnes…Que presenta además en la pierna derecha y en su tercio superior una hendidura especial de la piel correspon­diendo a dicha hendidura un color algo más oscuro que el resto del cuerpo, pruebas evidentes de haber sufrido en aquella parte durante algún tiempo una presión con la contusión consiguiente, producida por un anillo de hierro colocado en dicho punto. Que presentaba las siguientes heridas: Una herida de bala penetrante en el pecho, cuyo orificio de entrada parecía corresponder a la parte anterior del pecho al nivel del puño del esternón, el cual había sido fracturado, presentando al parecer dicha herida su orificio de salida por la parte posterior del tórax en el cuarto espacio intercostal derecho, como a diez centímetros de la colum­na vertebral. Otra herida de bala en el cuello cuyo orificio de entrada estaba debajo de la barba como a unos quince centímetros de la misma y a cuatro de la rama derecha del maxilar inferior y cuyo orificio de salida se encontraba por encima del maxilar superior del lado derecho, cuyo labio se hallaba destrozado. Otra herida, igualmente de bala, en el tercio inferior del muslo derecho y hacia su parte interna. Además presentaba algunas contusiones en el resto del cuerpo”.

Según informe realizado por el coronel español José Ximenes de Sandoval, jefe de las tropas enemigas, entre las pertenencias ocupadas al cadáver de Martí se encontraban las siguientes: un reloj de oro; un revólver con culatín de nácar; un machete; planos; papel timbrado y distribuciones de fuerzas; un pañuelo de seda de bolsillo con iniciales bordadas con hilos verdes; una cartera de bolsillo con notas, retratos y otras cosillas; un cortaplumas manchado con sangre; un rifle relámpago; una escarapela cubana bordada con mostacilla; un libro muy chiquiti­co manuscrito con letra de Carlos Manuel de Céspedes y que dijeron era el código cubano que se le encontró en la cartera de bolsillo; una cinta de seda azul en un papel con una dedicatoria entusiasta, alusiva al color de la cinta y la guerra, de una hermana de Gómez a Martí; unas espuelas vaqueras.”

Tal como había confesado en carta a un amigo, apenas dos años y meses antes, el l4 de febrero de 1893, pudo convertir en realidad su sueño –“que es mi almohada la muerte, y Cuba mi sueño” “Yo creo que podemos ir a Cuba sin que se sepa hasta después de haber llegado. ¿Me alcanzará la vida para ir?”

Así que se puede tener la convicción de que su muerte hizo realidad lo que cantara en versos, en forma sentida y visionaria, en su “Elegía a mis hermanos muertos el 27 de Noviembre” de 1871:
“Cuando se muere/ en brazos de la patria agradecida,/ la muerte acaba, la prisión se rompe; ¡empieza, al fin, con el morir la vida!”



La presencia de José Martí continúa su curso como la marcha indetenible de las generaciones nuevas y de los pueblos hacia el porvenir.
Como el mismo dijera “el verdadero hombre no mira de qué lado se vive mejor, sino de qué lado está el deber; y ése es el verdadero hombre, el único hombre práctico, cuyo sueño de hoy será la ley de mañana; porque el que haya puesto los ojos en las entrañas universales y visto hervir los pueblos, llameantes y ensangrentados en la artesa de los siglos, sabe que el porvenir, sin una sola excepción, está del lado del deber. Y si falla, es que el deber no se entendió con toda pureza, sino con la liga de las pasiones menores, o no se ejer­citó con desinterés y eficacia.”

Habia dicho: “Yo no necesito ganar una batalla para hoy; sino que, al ganarla, desplegar por el aire el estandarte de la victoria de mañana, una victoria sesuda y permanente, que nos haga libres de un tirano, ahora y después. ¿Que dónde estoy? En la revolución; con la revolución”.
Poco de justicia se ha logrado en el mundo desde entonces pero como el mismo dijo“El sol sigue alumbrando los ámbitos del mundo y la verdad continúa incólume su marcha por la tierra”.

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JOSE MARTI:

"A servir modestamente a los hombres me preparo; a andar, con el libro al hombro, por los caminos de la vida nueva; a auxiliar, como soldado humilde, todo brioso y honrado propósito: y a morir de la mano de la libertad, pobre y fieramente."

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