La biografía o autobiografía más entera y autorizada de Neruda está en su poesía. Es ciertamente más reveladora que todos los libros escritos sobre el poeta, incluso que esa fragmentaria y estupenda colección de remembranzas personales que tituló con inocente jactancia Confieso que he vivido.
Característica suya es la intensidad. Todo lo vivió a fondo. Respondió a cuanta solicitación fuerte le vino del cuerpo y del espíritu. Escuchó todos los llamados cardinales de su tiempo, del ámbito natural y político. Se entregó sin reservas al goce y descubrimiento del universo físico. Asumió con ardor su deber ciudadano. Ejerció a plenitud su condición irrenunciable de residente en la tierra. Miembro activo del siglo XX, se empeñó en mejorar la suerte del pueblo. Invitó al hombre olvidado a acompañarlo. "Sube a nacer, conmigo, hermano".
...Quiso ser portavoz de ancestrales anhelos insatisfechos. Habló por la humanidad marginada. Y de algún modo sigue haciéndolo....
...es el enamorado por antonomasia. Nadie tocó, nadie por escrito se dejó llevar por el amor con tantas ganas, con tanta delicadeza y desvergüenza, con tanta diversidad y obstinación, de principio a fin, de cabeza a pies. El amor le sacudía las entrañas, pasándole siempre su corriente por el alma.
Amó a unas cuantas, por no decir muchas. A todas las quiso con una sinceridad que no significa garantía, monopolio ni sinónimo de eternidad.
Fue un memorión de sus pasiones. Nutrió con ellas páginas y páginas. A menudo volvió a contarlas, a cantarlas, a revivirlas.
Característica suya es la intensidad. Todo lo vivió a fondo. Respondió a cuanta solicitación fuerte le vino del cuerpo y del espíritu. Escuchó todos los llamados cardinales de su tiempo, del ámbito natural y político. Se entregó sin reservas al goce y descubrimiento del universo físico. Asumió con ardor su deber ciudadano. Ejerció a plenitud su condición irrenunciable de residente en la tierra. Miembro activo del siglo XX, se empeñó en mejorar la suerte del pueblo. Invitó al hombre olvidado a acompañarlo. "Sube a nacer, conmigo, hermano".
...Quiso ser portavoz de ancestrales anhelos insatisfechos. Habló por la humanidad marginada. Y de algún modo sigue haciéndolo....
...es el enamorado por antonomasia. Nadie tocó, nadie por escrito se dejó llevar por el amor con tantas ganas, con tanta delicadeza y desvergüenza, con tanta diversidad y obstinación, de principio a fin, de cabeza a pies. El amor le sacudía las entrañas, pasándole siempre su corriente por el alma.
Amó a unas cuantas, por no decir muchas. A todas las quiso con una sinceridad que no significa garantía, monopolio ni sinónimo de eternidad.
Fue un memorión de sus pasiones. Nutrió con ellas páginas y páginas. A menudo volvió a contarlas, a cantarlas, a revivirlas.
Pero es Veinte Poemas, libro capital del amor, el más afortunado, el más vendido, el más recitado, el más saqueado por los enamorados para sus menesteres privados y sus empeños de seducción. Desempeña con frecuencia un papel que agradaba a Neruda. El de asesor literario de los atravesados por la flecha de Cupido. Puede sacarlos de apuro, ayudarles gratuitamente a redactar declaraciones de amor. Al parecer, el tiempo no es capaz de matar la gran poesía. Ahora este Secretario de los Amantes cumple 90 años y cumplen 70, desde su aparición, los Veinte Poemas. Debemos celebrar al eterno muchacho y este libro que alguien comparó con El Cantar de los Cantares del Rey Salomón, que tiene más de dos mil años. Como dijo Perogrullo, el amor se ha sentido y se ha cantado desde los tiempos de Adán y Eva, que tendrán siempre joven el corazón.
En el tiempo de los Veinte Poemas un Neruda de 20 años escribe febril y diariamente -como un río que nunca deja de fluir- otro libro que versa o versea sobre el mismo tema y deja guardado en los cajones por diez años. Lo singulariza una acentuación, un tono encendido y diferente,en el cual Eros se desata y el sexo se vuelve imperativo.
Sumérgeme en tu nido de vértigo y caricia.
Anhélame, retiéneme ... De pie te grito ¡Quiéreme!
... Mujer, ámame, anhélame....
Pero es inevitable. Busca el amor en cualquier rincón. El amor está allí. Está allí acechándolo. Habla otro idioma y, sin embargo, es el mismo universo de encuentros y desencuentros. Vive entre presencias y fantasmas.
En el fondo del mar profundo
en la noche de largas listas
como un caballo cruza corriendo
tu callado callado nombre
Madrigal escrito en Invierno, I, p.179
...¿Su filosofía -si así pudiéramos decirlo- del amor? En esencia, no le interesa la mujer objeto. Le atrae en ella todo lo que es su personalidad completa. La mujer pone la fascinación, el encantamiento. El pondrá lo demás. Sentará en en el trono a la plebeya y convertirá a la fea o a la inadvertida en la más hermosa e importante. Hará de la callada la elocuencia sin palabras, porque la palabra mágica la dirá el poeta tocado por la gracia. Como a Matilde en Los Versos del Capitán. Allí explica de entrada la relación amor y poesía, realidad y fantasía. En ese imperio el poeta ejerce el poder absoluto, soberano y lo usa a discreción.
Yo te he nombrado reina.
Hay más altas que tú, más altas.
Hay más puras que tú, más puras.
Hay más bellas que tú, más bellas.
Pero tú eres la reina.
Cuando vas por las calles
nadie te reconoce.
Nadie ve tu corona de cristal, nadie mira
Ia alfombra de oro rojo
que pisas donde pasas,
la alfombra que no existe.
Y cuando asomas
suenan todos los ríos
en mi cuerpo, sacuden
el cielo las campanas,
y un himno llena el mundo.
Sólo tú y yo,
sólo tú y yo, amor mío,
lo escuchamos
escrito La reina, I, pp. 941, 942
Aunque se repita mil veces que en "cuestión de gustos no hay nada escrito", Neruda dejó mucho escrito sobre sus arquetipos anticlásicos. La moraleja desemboca en una vulgaridad sempiterna: "cada uno con sus gustos". Se trata de un dominio extremadamente particular, misteriosamente personalísimo. Stendhal escribió un libro penetrante sobre la psicología del amor. Su colega Neruda no lo desmiente. Ama conforme a un principio de identidad...
La Espada Encendida nos confirma que su concepto del amor no era frívolo ni pequeño. Allí linda con lo cósmico. El mundo destruido encontrará la pareja que conduzca al nuevo Génesis. Esa espada de fuego protegerá el camino que vela el árbol de la vida. El viejo Rhodo, único hombre sobreviviente -otro yo nerudiano-, venido de la Araucanía, encontrará a Rosía, escapada de la mítica Ciudad de los Césares, en la selva virginal de la Patagonia. Buscan las aguas azules para lavar la sangre. Porque siempre será necesario refundar la humanidad. Y lo hace pues en toda edad ese hombre que buscó la primavera, defendió la esperanza, su derecho al más grande de los sueños. Así atravesará todos los diluvios y la vida comenzará de nuevo. Profesa la idea de que el amor junto a la poesía procrearán un futuro más hermoso y justiciero. Por eso sostiene que la poesía y el amor nunca perecerán. Ello explica, como una ley de su sangre, de su imaginación y de su inteligencia, que buscará el amor sin pausa en la realidad y lo transformará con su poesía en la parábola donde el hombre junto a la mujer sostendrán la bandera del ser y del amar ayer, hoy, mañana y siempre, Neruda transformó esta verdad o este sueño en algo más que la eterna utopía, en una posibilidad, en una leyenda tempestuosa y dorada, sobre la cual el lector seguirá inclinándose porque en ella leerá algo de su propio yo y una confirmación que, como dijo el poeta, "su vida es la de todos".
Volodia Teitelboim
Fuente: Fundación Pablo Neruda, "Cuadernos",
Nº20-21 Verano 1995, páginas 5-11
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