27 July 2011

Haydeé Santamaría: La magia de convertirlo todo en amor

23 de julio de 2010
por Idania Rodríguez Echevarria, AIN *

Haydeé Santamaría Cuadrado [1922-1980], fue la mujer cubana que, junto a Melba Hernández, participó en las acciones del asalto al cuartel Moncada en 1953, liderado por Fidel Castro y que la convirtió en heroína de esa gesta libertaria.

Fue también de esas figuras que desbordó inteligencia y se entregó con tesón a cada una de las tareas encomendadas por la Revolución.
Yeyé, como le decían cariñosamente, llegó a crear la Casa de las Américas, institución emblemática de la cultura cubana que la vio caminar por sus predios con la extraordinaria sencillez que caracterizó a esta revolucionaria de talla universal.

Haydee estuvo entre las encargadas de sacar de la cárcel en forma clandestina y de recomponer, por distintas vías, el célebre alegato de Fidel Castro en el juicio ante sus captores conocido popularmente como La historia me absolverá.
Más tarde, descolló como una de las cofundadoras y miembro del Comité Central del nuevo Partido Comunista cubano (fundado en 1965, a partir de la unidad de varias organizaciones lideradas por el Movimiento 26 de Julio), e integró además la presidencia de la Organización Latinoamericana de Solidaridad (OLAS).

Mujer cabal, amó entrañablemente a sus hijos Celia y Abel y sobre todo al Che y a Fidel, con quienes compartió la trinchera de combate.
Su hija Celia escribió en una oportunidad que su madre y Celia Sánchez Manduley habían formado una especie de cofradía revolucionaria.

El conocimiento sobre el carácter de los compañeros las ayudaban a solventar incógnitas.
La vasta cultura de Haydeé la hizo de igual modo ganarse un prestigio internacional que la elevó a planos superiores dentro de la intelectualidad cubana que la amó y respetó por sus dotes de dirigente cabal y ejemplo imperecedero.
Haydée tuvo responsabilidad en el traslado de las armas hacia Santiago de Cuba para el ataque al Moncada y su misión consistiría en tomar el Hospital Saturnino Lora para atender a los heridos.
Tras ser apresada y luego liberada junto con su compañera Melba Hernández, retomó las actividades de agitación contra la dictadura difundiendo el alegato de defensa de Fidel Castro La historia me absolverá.


Con el inicio de la lucha guerrillera, Haydée participó tanto en las acciones del Movimiento 26 de Julio en las ciudades como en la Sierra Maestra, donde creó el pelotón María Grajales del Ejército Rebelde en 1958 y el cual estaba compuesto íntegramente por mujeres.

Murió el 28 de julio de 1980, pero el pueblo la recuerda como una extraordinaria persona que abrazó a la Revolución y a Fidel y convirtió cada obra suya en una lección de amor.

Hasta la victoria siempre, Che querido
[Carta de Haydée Santamaría al Che Guevara, escrita después del asesinato del Che en Bolivia]

Che: ¿dónde te puedo escribir? Me dirás que a cualquier parte, a un minero boliviano, a una madre peruana, al guerrillero que está o no está pero estará. Todo esto lo sé, Che, tú mismo me lo enseñaste, y además esta carta no sería para ti. Cómo decirte que nunca había llorado tanto desde la noche en que mataron a Frank, y eso que esta vez no lo creía. Todos estaban seguros, y yo decía: no es posible, una bala no puede terminar el infinito, Fidel y tú tienen que vivir, si ustedes no viven, cómo vivir. Hace catorce años veo morir a seres tan inmensamente queridos, que hoy me siento cansada de vivir, creo que ya he vivido demasiado, el sol no lo veo tan bello, la palma, no siento placer en verla; a veces, como ahora, a pesar de gustarme tanto la vida, que por esas dos cosas vale la pena abrir los ojos cada mañana, siento deseos de tenerlos cerrados como ellos, como tú.

Cómo puede ser cierto, este continente no merece eso; con tus ojos abiertos, América Latina tenía su camino pronto. Che, lo único que pudo consolarme es haber ido, pero no fui, junto a Fidel estoy, he hecho siempre lo que él desee que yo haga. ¿Te acuerdas?, me lo prometiste en la Sierra, me dijiste: no extrañarás el café, tendremos mate. No tenías fronteras, pero me prometiste que me llamarías cuando fuera en tu Argentina, y cómo lo esperaba, sabía bien que lo cumplirías. Ya no puede ser, no pudiste, no pude. Fidel lo dijo, tiene que ser verdad, qué tristeza. No podía decir "Che", tomaba fuerzas y decía "Ernesto Guevara", así se lo comunicaba al pueblo, a tu pueblo. Qué tristeza tan profunda, lloraba por el pueblo, por Fidel, por ti, porque ya no puedo. Después, en la velada, este gran pueblo no sabía qué grados te pondría Fidel. Te los puso: artista. Yo pensaba que todos los grados eran pocos, chicos, y Fidel, como siempre, encontró los verdaderos: todo lo que creaste fue perfecto, pero hiciste una creación única, te hiciste a ti mismo, demostraste cómo es posible ese hombre nuevo, todos veríamos así que ese hombre nuevo es la realidad, porque existe, eres tú. Que más puedo decirte, Che. Si supiera, como tú, decir las cosas. De todas maneras, una vez me escribiste: "Veo que te has convertido en una literata con dominio de la síntesis, pero te confieso que como más me gustas es en un día de año nuevo, con todos los fusibles disparados y tirando cañonazos a la redonda.

Esa imagen y la de la Sierra (hasta nuestras peleas de aquellos días me son gratas en el recuerdo) son las que llevaré de ti para uso propio". Por eso no podré escribir nunca nada de ti y tendrás siempre ese recuerdo.

Hasta la victoria siempre, Che querido.

Haydée


Carta enviada desde la prisión por Haydée Santamaría a sus padres

[escrita en 1953, después del asalto al cuartel Moncada, al llegar a la cárcel de mujeres de Guanajay]

Ya estoy en Guanajay. Desde que llegué, iba a escribirles, pero sé sabían de mi estancia aquí por Elena y Manuel y que sabían estaba muy bien.

Creo hace como 15 días estoy aquí y pensé era mejor esperar unos días para escribirles y contarles algo de esto y como son las cosas para venir [a visitarme], y si podían hacerlo y si dejaban entrar niños, para que me trajeran a Carín [Sobrina de Haydée. En ese entonces una bebita]. Pueden decirles que los pueden traer, y las visitas son los domingos de 2 de la tarde a 6.

Quiero que sepan que estoy muy bien, [por lo] que ustedes no se preocupen en venir. Todos los domingos vienen muchas personas y nos traen de todo, además, la comida es buena, así que no deben tener preocupaciones. Si creo que el domingo que vengan, que no debe ser más de una vez al mes, me lo comuniquen antes, para [que] ese domingo no vengan más visitas para así poder estar con ustedes y no tener que atender a más gente que sí vienen todos los domingos por ser de aquí. Por eso, deben avisar antes de venir; les repito, estoy de lo mejor, si no fuera por la preocupación de ustedes por mí, y por saber el dolor que tienen al pensar que no tendrán más a Abel [Abel Santamaría, hermano de Haydée, asaltante del cuartel Moncada junto a Fidel, capturado, torturado y asesinado por los torturadores de Batista] con ustedes, pudiera decirles que soy casi feliz. Si ustedes pensaran como yo sobre Abel, pudieran también, si no ser felices, no ser tan desgraciados como sé que son.

Mamá, Nino [sobrenombre cariñoso empleado por Haydée con su padre Benigno Santamaría], sé bien que nada que les diga les quitará esta terrible pena, tal vez cuando pasen los años me entenderán, cuando tengan de verdad la seguridad [de] que ustedes son padres privilegiados, que siempre tendrán a ese hijo, y lo tendrán tal como era, bueno, joven, hermoso, jamás ese hijo será como tendrán a los otros, estos otros se convertirán en viejos, feos, agrios. Abel fue, es y será ese hijo que no envejece, siempre seguirá con su cara tan linda, siempre seguirá para ustedes, para todos nosotros con su fuerza, con su infinita ternura, será quien nos haga ser de verdad buenos, será siempre el guía, y para ustedes, será el hijo más cercano. Piensen bien que ya ustedes han sufrido cambios, cambios tan grandes y bellos, que aunque fuera por eso sólo me conformo, soy casi feliz; Abel los ha hecho cubanos, Abel ha logrado que ustedes amen esta tierra, amen la hermosa tierra donde nació, y creo que es lo único que él amaba más que a ustedes.

Como ustedes pueden pensar, no tendrán más [a] Abel, [pero] si él desde Santa Ifigenia les ha dicho: quieran a Cuba, quieran a Fidel, y ustedes, aunque antes él se lo pidió, es hoy cuando han entendido esa verdad, y yo, si no los viera más a ustedes, sentiría la felicidad de tener siempre padres, porque han sabido ser padres de Abel.

Mamá, Nino, y tú sobre todo Mamá, si me dijiste tantas veces que yo nada más quería [a] Abel, que era el único que me importaba en la familia, y hoy vivo, no soy desgraciada; [¿]Porqué tú no vas a vivir, no ser desgraciada[?].

Van a vivir más que nunca para él, vas a amar lo que tanto amó; puedes dedicarte a defender lo que era la razón de su vida: los trabajadores de Constancia [Central azucarero Constancia. La Revolución Cubana lo bautizó, luego del triunfo, Abel Santamaría Cuadrado], no los Luzarragas [apellido de los terratenientes explotadores de la zona donde vivía la familia Santamaría Cuadrado].

Mamá, ahí tienes [a] Abel, [¿]No te das cuenta Mamá[?]. Abel no nos faltará jamás. Mamá, piensa que Cuba existe y Fidel está vivo para hacer la Cuba que Abel quería. Mamá, piensa que Fidel también te quiere, y que para Abel, Cuba y Fidel eran la misma cosa, y Fidel te necesita mucho. No permitas a ninguna madre te hable mal de Fidel, piensa que eso sí Abel no te lo perdonaría.

Haydée
En 1955 participó en la fundación del Movimiento 26 de Julio y, al año siguiente, es una de las organizadoras de la insurrección del 30 de noviembre en Santiago de Cuba, que tenía como objetivo apoyar a los guerrilleros que en esas fechas debían invadir Cuba a bordo del Granma.

18 July 2011

Carta de amor a una mujer especial.

Ica, 20 de abril de 1825
Mi bella y buena Manuela:
 Cada momento estoy pensando en ti y en el destino que te ha tocado. Yo veo que nada en el mundo puede unirnos bajo los auspicios de la inocencia y del amor. Lo veo bien, y gimo de tan horrible situacion por ti; porque te debes reconciliar con quien no amabas; y yo porque debo separarme de quien idolatro !!! Sí, te idolatro hoy más que nunca jamás.
Al arrancarme de tu amor y de tu posesión se me ha multiplicado el sentimiento de todos los encantos de tu alma y de tu corazón divino, de ese corazón sin modelo.
Cuando tú eras mía yo te amaba más por tu genio encantador que por tus atractivos deliciosos.
Pero ahora ya me parece que una eternidad nos separa porque mi propia determinaciónme ha puesto en el tormento de arrancarme de tu amor, y tu corazón justo nos separa de nosotros mismos, puesto que nos arrancamos el alma que nos daba existencia, dándonos el placer de vivir.
En lo futuro tú estarás sola aunque al lado de tu marido.
Yo estaré solo en medio del mundo. Sólo la gloria de habernos vencido será nuestro consuelo. El deber nos dice que ya no somos más culpables!! No, no lo seremos más.

17 July 2011

Breverias, Francisco Alvarez Hidalgo

Mi lecho casi vive, ve y respira,
y en noches solitarias me pregunta
por qué tu leve peso no lo oprime.
Antes de responderle una mentira,
prefiero enmudecer; mas él barrunta
que mi silencio la verdad suprime.
Mi lecho me conoce, y se entristece.
Se ofenderá, si ya no te aborrece.

15 July 2011

Aun recordaras lo que hemos hecho?

Cómo me vas a explicar...
¿Cómo me vas a explicar,
di, la dicha de esta tarde,
si no sabemos porqué
fue, ni cómo, ni de qué
ha sido,
si es pura dicha de nada?
En nuestros ojos visiones,
visiones y no miradas,
no percibían tamaños,
datos, colores, distancias.
De tan desprendidamente
como estaba yo y me estabas
mirando, más que mirando,
mis miradas te soñaban,
y me soñaban las tuyas.
Palabras sueltas, palabras,
deleite en incoherencias,
no eran ya signo de cosas,
eran voces puras, voces
de su servir olvidadas.
¡Cómo vagaron sin rumbo,
y sin torpeza las caricias!
Largos goces iniciados,
caricias no terminadas,
como si aun no se supiera
en qué lugar de los cuerpos
el acariciar se acaba,
y anduviéramos buscándolo,
en lento encanto, sin ansia.
Las manos, no era tocar
lo que hacían en nosotros,
era descubrir; los tactos
nuestros cuerpos inventaban,
allí en plena luz, tan claros
como en la plena tiniebla,
en donde sólo ellos pueden
ver los cuerpos,
con las ardorosas palmas.
Y de estas nadas se ha ido
fabricando, indestructible,
nuestra dicha, nuestro amor,
nuestra tarde.
Por eso no fue nada,
sé que esta noche reclinas
lo mismo que una mejilla
sobre este blancor de plumas
-almohada que ha sido alas-
tu ser, tu memoria, todo,
y que todo te descansa,
sobre una tarde de dos,
que no es nada, nada, nada.

Los secretos que invoco.

Aquí...
Aquí,en esta orilla blanca,del lecho donde duermes, estoy al borde mismo de tu sueño. Si diera un paso más, caeríaen sus ondas, rompiéndolo como un cristal. Me sube el calor de tu sueño hasta el rostro. Tu hálito te mide la andadura del soñar: va despacio.
Un soplo alterno, leve me entrega ese tesoro exactamente: el ritmo de tu vivir soñando.
Miro. Veo la estofa de que está hecho tu sueño.
La tienes sobre el cuerpo como coraza ingrávida.
Te cerca de respeto. A tu virgen te vuelves toda entera, desnuda,cuando te vas al sueño.

En la orilla se paran las ansias y los besos:esperan, ya sin prisa,a que abriendo los ojos renuncies a tu ser invulnerable.

Busco tu sueño. Con mi alma doblada sobre ti las miradas recorren,traslúcida, tu carne y apartan dulcemente las señas corporales, para ver si hallan detrás las formas de tu sueño.
No la encuentran. Y entonces pienso en tu sueño. Quiero descifrarlo. Las cifras no sirven, no es secreto.
Es sueño y no misterio.

Y de pronto, en el alto silencio de la noche,un soñar mío empieza al borde de tu cuerpo; en él el tuyo siento.
Tú dormida, yo en vela,hacíamos lo mismo.
No había que buscar:tu sueño era mi sueño.

Toda para ti

Ahora te quiero...

Ahora te quiero,
como el mar quiere a su agua:
desde fuera, por arriba,
haciéndose sin parar
con ella tormentas, fugas,
albergues, descansos, calmas.

¡Qué frenesíes, quererte!
¡Qué entusiasmo de olas altas,
y qué desmayos de espuma
van y vienen! Un tropel
de formas, hechas, deshechas,
galopan desmelenadas.

Pero detrás de sus flancos
está soñándose un sueño
de otra forma más profunda
de querer, que está allá abajo:
de no ser ya movimiento,
de acabar este vaivén,
este ir y venir, de cielos
a abismos, de hallar por fin
la inmóvil flor sin otoño
de un quererse quieto, quieto.

Más allá de ola y espuma
el querer busca su fondo.
Esta hondura donde el mar
hizo la paz con su agua
y están queriéndose ya
sin signo, sin movimiento.


Amor
tan sepultado en su ser,
tan entregado, tan quieto,
que nuestro querer en vida
se sintiese
seguro de no acabar
cuando terminan los besos,
las miradas, las señales.
Tan cierto de no morir,
como está
el gran amor de los muertos

A esa, a la que yo quiero..., Pedro Salinas

A esa, a la que yo quiero...

A esa, a la que yo quiero,
no es a la que se da rindiéndose,
a la que se entrega cayendo,
de fatiga, de peso muerto,
como el agua por ley de lluvia.
hacia abajo, presa segura
de la tumba vaga del suelo.
A esa, a la que yo quiero,
es a la que se entrega venciendo,
venciéndose,
desde su libertad saltando
por el ímpetu de la gana,
de la gana de amor, surtida,
surtidor, o garza volante,
o disparada -la saeta-,
sobre su pena victoriosa,
hacia arriba, ganando el cielo.

BlackBerry

¿Por qué se llama BlackBerry?
En la época de la esclavitud en los Estados Unidos, a los esclavos nuevos se les ataba una bola negra de hierro muy irregular y cacariza (no era una bola perfecta, para que no pudiera arrastrase fácilmente), con una cadena y un grillete al pie, para que no escaparan corriendo de los campos de algodón.

Los Amos, para usar un eufemismo (palabra políticamente más correcta, suena más bonito), le llamaban “BlackBerry” (cereza negra) porque se asemejaba a dicha fruta.
Ese era el símbolo de la esclavitud que decía que estaría forzado a dejar su vida hasta perecer sin poder escapar en esos campos de siembra.

En los tiempos modernos, a los nuevos empleados no se les puede amarrar una bola de hierro para que no escapen, en cambio, se les da un “BlackBerry” y quedan inalámbricamente atados con ese grillete, que al igual que los esclavos, no pueden dejar de lado y que los tiene atados al trabajo todo el tiempo.

Es el símbolo moderno de la esclavitud.
Gerentes, ejecutivos, directores y empleados en general tienen uno y cualquiera puede ver cómo están pegados a él todo el tiempo, como adicción; en el baño, en el auto, en el cine, en la cena, al dormirse y no hay forma de escapar cuando llama el jefe o cuando les mandan correos.

No hay manera de decir que no te llegó o que no escuchaste porque este teléfono chismoso te avisa si llamaron y no contestaste, si tienes mensajes por leer, si los leíste y si los demás abrieron tus correos, te marca citas, horarios, te despierta, se apaga solo, se prende solo, y te permite estar idiotizado horas en la Internet, mientras tu esposa, esposo, novia o novio y tus hijos y familia te reclaman porque no les pones atención.
Y ahí los ves, modernos ejecutivos que se sienten muy importantes porque “el jefe” les dio su BlackBerry para que no escapen de los campos de trabajo.

06 July 2011

En el mar, Francisco Alvarez Hidalgo

En el mar

Hoy te amaré en el mar, ambos desnudos,
bajo la lluvia plácida y sedosa,
con el agua a los hombros, espumosa,
y un sabor a salitre en labios mudos.

Hablen los besos, amplios o menudos,
quédese la palabra silenciosa,
hiérame el pecho a látigo de rosa
el marfil de tus senos puntiagudos.

Flote la mente como el cuerpo flota,
álcese al aire en vuelo de gaviota
el gemido final irreprimible.

El agua es un abrazo transparente
que nos une, nos traba y nos consiente,
y el mundo no nos ve, y es invisible.


Los Angeles, 22 de febrero de 2005

Soneto Nº 1242

Popular Posts

JOSE MARTI:

"A servir modestamente a los hombres me preparo; a andar, con el libro al hombro, por los caminos de la vida nueva; a auxiliar, como soldado humilde, todo brioso y honrado propósito: y a morir de la mano de la libertad, pobre y fieramente."

Total Pageviews