31 March 2010

Cartas de Jaime Sabines a Josefa Rodríguez Zebadúa

Cartas de Jaime Sabines
25 de marzo de 1926 - 19 de marzo de 1999

Ah, si cada vez que pasas pudiera detenerte y platicar contigo. ¡Verte de cerca, escucharte reír! Quiero aprender tu risa como he aprendido ya tu andar y tu mirada. (El conato de tu mirada, pura aproximación a tus ojos, porque jamás me miras.)
Y pasas, y siento que el aire se estremece, y todo yo, inmóvil, soy deseo y angustia y necesidad de ti.
¿Por qué eres tan hermosa? ¿Te acunaron en versos? ¿Leche de flor bebiste? ¿Quién te modeló sobre mi corazón, quién te tatuó sobre mis ojos?
........Siempre has sido ligera y fugitiva, ajena e imposible.
........Te quiero. Pero te quiero y te deseo; y eres inquietud, dolor, angustia; y muero y nazco todos los días para verte pasar. Y siempre eres la misma, espejismo para mi corazón, distancia y lejanía para mi sed de ti.

.... Si yo pudiera rogar, te rogaría; si supiera pedir te pediría; te diría que pronto, que vinieses a mí ahora mismo, que te necesito, que esto es urgente, imprescindible. Pero me he acostumbrado a aguardarte en silencio, deseándote, deseándote nomás; y allí en el fondo de mi alma te espero, íntimamente confío en ti, creo en ti –porque creo en mi amor, porque sé que no hay amor baldío–, y estoy como si esperara madurar una fruta, como si esperara que cayese un beso, como si esperara florecer un sueño.

Porque te quiero, linda, porque te quiero, amor. Porque eres distinta a todas las mujeres, en tu cuerpo, en tu andar, en lo que eres para mis ojos, en lo que sugieres a mi corazón. Quisiera estar junto a ti, para decir sobre tu oído: te quiero, te quiero, te quiero, te quiero, te quiero, y repetirlo constantemente, infinitamente, hasta que te cansaras tú de oírlo pero no yo de pronunciarlo. ¿Cómo marcártelo en un brazo? ¿Cómo sellártelo en la frente? ¿Cómo grabártelo en el corazón?
Escúchalo otra vez: te quiero. Y déjame soñar contigo indefinidamente… ¡Si supieras cómo ya eres mía hasta mi muerte!
Te esperaré mañana. Siempre te estaré esperando…


Oct. 17 /49
Mi Chepita linda:
............. Aquí se acabaron esos enjuagues de la aflicción, esos tartamudeos de la soledad. “¿Qué es la vida?” ¿Y todavía lo preguntas? La vida es quererte así, desaforadamente, y lograrte y defenderte. Llanto y risa y ruinas y esperanzas es la vida. Y no hay margen en ella para evadirla.
...............pero cuando se aprende no se olvida, que la vida se vive y no se muere. Ya basta de morirse. Dejémosle a Santa Teresa su morir viviendo. A nosotros nos toca vivir viviendo. Vivir. Una cosa tan difícil y fácil a la vez. Tan difícil y fácil como quererte, y tener que decirte todo esto.......
...........Tanto miente el que ríe demasiado como el que sólo llora. El mundo no es “un valle de lágrimas”; en él hay también el corazón tranquilo, la hora alegre.

Acude a tu corazón, acude al mío. Llora cuando tengas ganas de llorar, pero no estés llorando siempre. Cree que tu dolor es mi dolor, que yo padezco tu hambre y tu sed, que yo también desespero y maldigo, que yo también no sé qué hacer muchas veces. Pero mira también que me levanto y que no confío en la muerte. La muerte no es ningún remedio para el que desea vivir. La muerte es un débil consuelo que no me sobornará nunca. Es aquí en la vida en donde tengo que encontrar remedio de la vida. Y una buena receta es el amor y el saber mirar por encima de mi hombro mis propias penas. Mi miseria es una parte de la miseria humana. Y pueden sufrir con mi corazón todos los hombres.
Sí, mi Chepita linda.......... Somos, nada más, un suceder de instantes diferentes y hasta contradictorios entre sí. Tú debes portarte bien y ser buena. Siempre has sido buena. Si no, no te quisiera tanto, ni te deseara de este modo. Todo eso pasará. Ya verás. Lo único que no pasará es este amor de

Jaime

2 comments:

  1. Preciosa la carta, poetas como ese, amores como esos, se ven muy poco, pero se ven.

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  2. aunque pasa el tiempo sus poemas siguen vivios como el fuego del fenix resurge

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"A servir modestamente a los hombres me preparo; a andar, con el libro al hombro, por los caminos de la vida nueva; a auxiliar, como soldado humilde, todo brioso y honrado propósito: y a morir de la mano de la libertad, pobre y fieramente."

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